lunes, 7 de octubre de 2013

el síndrome ramírez



fragmento de comentario de Daniel Souza 

“Hay invención cuando se funde el instinto con la inteligencia” (Fernando Pessoa)

“Esta novela son mis demonios que salen convertidos en fantasmas” (Sylvia Lago)

Antes de llegar a la sala del Centro Cultural H. Bosch, intentaba explicar lo de teatro “under”, “alter”, a una compañera educada durante la dictadura en la visión del teatro-con-escenario.
En ese intercambio, fue apareciendo la figura de Alberto Restuccia que como dinosaurio transgresor que es, transita los tiempos desde aquella prehistoria de los 60; con “La imaginación al poder” y “Prohibido prohibir” como lemas que empezaban a mostrar un nuevo paradigma.
Al llegar al teatro mismo, me fui dando cuenta que el mismo estaba instalado en las cercanías desde donde otro dinosaurio llamado Juan Carlos Onetti escribió buena parte de su obra; por lo que podría afirmarse que las subidas y bajadas de Gonzalo Ramírez (*) son la pista más representativa del espíritu mutante, auténtico, nunca “políticamente correcto”, de seres especializados en navegar en las aguas más profundas del ser humano rumiante de estas tierras.

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