“Hay invención cuando se funde el
instinto con la inteligencia” (Fernando Pessoa)
“Esta novela son mis demonios que
salen convertidos en fantasmas” (Sylvia Lago)
Antes de llegar a la sala del Centro
Cultural H. Bosch, intentaba explicar lo de teatro “under”,
“alter”, a una compañera educada durante la dictadura en la
visión del teatro-con-escenario.
En ese intercambio, fue apareciendo la figura de Alberto Restuccia que como dinosaurio transgresor que es, transita los tiempos desde aquella prehistoria de los 60; con “La imaginación al poder” y “Prohibido prohibir” como lemas que empezaban a mostrar un nuevo paradigma.
En ese intercambio, fue apareciendo la figura de Alberto Restuccia que como dinosaurio transgresor que es, transita los tiempos desde aquella prehistoria de los 60; con “La imaginación al poder” y “Prohibido prohibir” como lemas que empezaban a mostrar un nuevo paradigma.
Al llegar al teatro mismo, me fui dando
cuenta que el mismo estaba instalado en las cercanías desde donde
otro dinosaurio llamado Juan Carlos Onetti escribió buena parte de
su obra; por lo que podría afirmarse que las subidas y bajadas de
Gonzalo Ramírez (*) son la pista más representativa del espíritu
mutante, auténtico, nunca “políticamente correcto”, de seres
especializados en navegar en las aguas más profundas del ser humano
rumiante de estas tierras.
No hay comentarios:
Publicar un comentario