sábado, 1 de junio de 2013

malestar ariano (*)


fragmento del artículo "Clásicos, modernos, ultramodernos", de Jorge Arias en La República:
El gimnasio tiene la firma de Gabriel Peveroni, pero no reconocemos al autor de Luna roja” o Mc Morphine, sino al verdadero escritor de Uno diferente, autor y animador de P.U.T.O.: Alberto Restuccia. Fiel a su espíritu provocador, Restuccia arranca con la lectura de “Hablo por mi diferencia”, de Pedro Lemebel, luego cuenta la historia triste de su Casa de Teatro devenida gimnasio, recuerda a Luis Cerminara, alardea de sus preferencias sexuales, pide un aplauso para el autor de esta nota y su esposa, sigue hasta el previsible strip-tease final. ¡Ya lo habíamos visto! El gimnasio no es siquiera un capítulo más de una tenaz autobiografía.
(*) No acostumbro a escribir notas al pie. Esta vez no pude evitarlo, por la simple razón de contarles algo que sucedió y ustedes seguramente no tuvieron el placer de presenciar. En la función a la que asistió el poeta y crítico Jorge Arias, observé cómo mis compañeros de historia debieron sortear la prolongación labial del susodicho, que amenazó con ocupar todo el espacio escénico. Hubo un momento que la abultada malformación se rozó sugestivamente con la inflamación simultánea de una conocida crítica teatral. Sugerimos, a ambos, en nombre de casi toda la escena teatral montevideana, que desarrollen sus actividades gestuales en sitios habilitados para ello: clubes de cartas, casas de salud, coros barriales, etc. 

Juanita


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